La personalidad del Profeta

Con él mismo.

 

El Profeta fue un gran hombre; construyó su grandeza a través de la confianza y firmeza en sus principios. Era de buenos modales y de hechos justos con todas las personas, tanto enemigos como amigos. Además de eso, la modestia y flexibilidad eran sus grandes cualidades, fuera de la complejidad y arrogancia.
Fue franco consigo mismo y fiel a sus principios. Tenía objetivos específicos y una visión clara.
Mantuvo sus principios hasta que transmitió el mensaje Divino difundiendo sus nobles principios, los cuales no eran conocidos por quienes lo odiaban y vilipendiaban.
Tenía todas las buenas cualidades de una persona adquiridas a través de lo innato, y todas las características de la perfección humana deseadas por los sabios.
Sus rasgos hermosos se mezclaban con las nobles maneras y la mentalidad sabia para formar un maestro que despertó al mundo, como el sol ilumina la oscuridad. Él dio vida a todos los seres humanos luego de haber estado enterrados por siglos y siglos bajo la ignorancia y el egoísmo.
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Con su familia. 

 

El observador de la vida privada de Muhammad, el Mensajero, podrá admirar al hombre que vino de un ambiente desértico severo y se impuso por sobre la ignorancia y el anarquismo, y se preguntó “¿Cómo podría alcanzar los niveles más altos del éxito de la familia?”.
Muhammad (la paz sea con él) fue un flujo inagotable de amor, cariño, ternura, sensibilidad y emociones.
Él fue el amante perfecto para su familia y esposas. Jugaba y bromeaba con ellos. Les daba amor y ternura; por ejemplo, expresaba con suavidad su amor hacia su esposa Aisha al tratar de beber del mismo vaso del cual ella había bebido, poniendo sus labios en el lugar donde ella había bebido, enviando un mensaje secreto avivando su corazón y sentimientos. Este es sólo un ejemplo de muchos en su vida.
Incluso representó al amante leal en una familia feliz. No olvidó a su fallecida esposa Jadiya, sino que continuó recordando sus favores al tener buenas relaciones con sus parientes. Se enfadó mucho cuando Jadiya fue menospreciada en su presencia. Abu Najeeh narró en la historia de Hala Bint Khuwaylid (hermana de Jadiya) cuando Hala solicitó permiso para conocer al Mensajero. Aisha dijo: “Allah te dio la joven esposa en lugar de la anciana (quiso decir Jadiya)”. Entonces el Mensajero se enojó mucho, hasta que ella dijo: “Juro que no hablaré de ella a partir de ahora, excepto en el buen sentido”.
A pesar de la pesada carga de Muhammad como jefe del Estado Islámico, comandante del ejército, y guía intelectual y moral de sus seguidores, no olvidó sus deberes para con su familia, ayudándolos en las tareas domésticas, demostrando que la mujer tiene un gran valor en el Islam.
Al Aswad informó que le preguntó a Aisha sobre lo que el Profeta había estado haciendo en su casa. Ella contestó que había estado sirviendo a su familia, y cuando llegó el tiempo de rezar, se marchó a la oración. Narrado por Al Bujari.
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Muhammad el Profeta, un hombre de verdad y de justicia.

 

 

Muhammad era un hombre que amaba la verdad y la justicia y gobernaba de acuerdo a ello. No temía ser reprochado por aplicar la justicia. No halagó a nadie por su rango, dinero o linaje; por el contrario, apoyó al débil, y luchó contra el fuerte para devolverles sus derechos.
Era muy justo, y se adhería a lo correcto siempre, sin favorecer nunca ni a los seres más queridos por él. Sucedió que una mujer eminente de la familia de Mekhzoum (una gran familia de la Meca en aquel momento), robó, por lo que se merecía un castigo por su crimen. Su familia fue a uno de los seguidores del Profeta, el más querido por él, para pedir el perdón del Profeta. Cuando Muhammad (la paz sea con él) escuchó la petición de su amigo más querido para perdonar a aquella mujer, se enojó mucho, por romper la santidad de la justicia después de haberse convertido en musulmán.
 Aisha dijo que Quraish estaba muy interesado sobre la mujer de la familia de Makhzoum, quien había robado, así que pensaron que nadie se atrevería a hablar con el Mensajero (la paz sea con él) en este caso, excepto Osama Bin Zeid, el más querido por el Mensajero. Osama habló con el Mensajero, quien contestó: “¿Has meditado en una de las leyes de Allah?” Luego se incorporó y dio un discurso hablándoles a las personas que las naciones que vivieron antes de ellos habían sido destruidas porque no habían castigado a los eminentes, sino que sólo habían castigado a los débiles cuando cometían algún crimen. Y juró que si su hija Fátima robaba, la castigaría.

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Muhammad el Profeta, el hombre de buenas costumbres. 

 

 

Lo más notable de Muhammad eran sus modales gentiles y exaltados con todas las personas, sus amigos y sus enemigos. Esto es atestiguado por todos los hombres justos.
Él fue un hombre de buena recepción, su sonrisa nunca desaparecía de su rostro, sus palabras eran dulces, actuaba de una manera educada, incluso con quienes lo ofendían, e hizo caso omiso de las cosas triviales.
Le enseñó a sus seguidores que la mejor de las personas es la más educada.
También enseñó a sus seguidores que el más cercano a él en el Paraíso será quien tenga los mejores modales.
Los buenos modales de Muhammad el Mensajero (la paz sea con él) no eran sólo hacia sus seguidores, sino también hacia sus enemigos. Cuando se le pidió al Profeta que maldijera a sus enemigos, él lo rechazó diciendo: “No soy enviado por Allah para maldecir, sino que soy la misericordia enviada a todo el mundo.” Narrado por Muslim

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Muhammad el Profeta, el hombre de ciencia y civilización.

 

 

De nuevo, otro injusto y rápido veredicto ha sido fijado sobre el Profeta (la paz sea con él): que estaba en contra de la ciencia y de la civilización; pero este hecho puede deberse a la situación de los musulmanes hoy en día, que causa el veredicto en contra de Muhammad (la paz sea con él) y el Islam.
Un investigador honesto (si aplicamos la ética a la investigación científica) no puede sino adherirse a que Muhammad construyó para sus seguidores los fundamentos de la ciencia y el camino de la civilización, lo cual fue la razón detrás de la fuerte nación que ellos establecieron y por lo que difundieron su ciencia, principios de civilización y éticas a todo el mundo. El mundo atestiguó lo que la civilización Islámica en Andalucía le ofreció a Europa y a la humanidad en su revolución científica.
¿Cómo puede él no ser un hombre de ciencia y de civilización si la primera palabra que recibió de Allah Todopoderoso en el Sagrado Corán fue la orden de “LEER”?
Además hay una Sura en el Sagrado Corán llamada “Sura del Cálamo” ya que es la primera herramienta de ciencia y la primera creada por Allah.
Él fue el hombre de la civilización avanzada con bienes fijos. Nadie, excepto él (la paz sea con él) ha sido capaz de hacer cambiar a una ignorante, violenta e inmoral nación en una nación de ética, y conducir la educación y la ciencia.
Muhammad (la paz sea con él) fue capaz de encontrar una salida para su nación de la oscuridad y la ignorancia, injusticia y agresión, al adelanto de la ciencia; y construyó las bases de la civilización para equilibrar las demandas del alma y el cuerpo, permitiendo a sus seguidores conducir el mundo por siglos, cuando se adherían a estos principios.
Pero lo que ha sucedido a sus seguidores y luego, en esta era de herencia cultural de las colonias Europeas y Americanas, es que han permitido a sus clientes en el mundo Islámico controlar la propiedad y bloquear cualquier renacimiento de las bases culturales o científicas basadas en el Profeta Muhammad (la paz sea con él). 
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Muhammad el Profeta, el hombre de la permisividad

 

 

La mala propaganda y las acusaciones falsas, que no tienen ni el menor grado de fidelidad científica, desfiguran la realidad de Muhammad, porque lo imaginan como un líder que se opone a la permisividad y al diálogo. Muhammad (la paz sea con él) fue la persona que llamó a la permisividad en todos los aspectos de la vida, lo que se refleja en su comportamiento. Observe este ejemplo: algunos judíos estaban rezando por su muerte, mientras que lo engañaron diciendo que le estaban dando la bienvenida. Estaban diciendo “Alsaam alaikom”, lo que significa “la muerte sea con usted” en lugar de “Alsalam alaikom”, que significa “la paz sea con usted”… solo difiere la letra “l”. A pesar de que el Profeta sabía sus malas intenciones, su perdón fue muy sorprendente para todos.
Imagínese a usted mismo en esta situación, ¿cuál sería su reacción? Entonces usted sabrá la reacción del Profeta…
Imagínese siendo líder o gobernante, escuchando a un hombre pidiendo a Allah por su muerte con palabras engañosas que podrían ser entendidas como buenas. Puede ser que usted lo perdone en su oración por su muerte, pero no podría perdonar su engaño.
Ahora, querido lector, usted podrá leer la reacción del Profeta Muhammad en relación a esta escena, y podrá ser un juez justo.
Un día, el Profeta (la paz sea con él) estaba sentado con su esposa Aisha, cuando algunos judíos pasaron y pretendieron saludarlo mientras que la intención era insultarlo, pero su amada esposa entendió su manera de engañar y les respondió con las mismas palabras insultantes. Ahora la pregunta es: ¿el Profeta quedó satisfecho con esta acción?
La respuesta es No. Por el contrario, él culpó a su amada esposa, y le ordeno ser más indulgente y gentil, y nunca violenta.
Aisha dijo: “Los judíos estaban saludando al Profeta (las bendiciones de Allah sean con él) diciendo ‘Alsaam alikom’ que significa ‘la muerte sea con usted’, entonces contesté: la muerte y la maldición sobre vosotros. Pero el Profeta (las bendiciones de Allah sean con él) dijo: ‘Espera Aisha, Allah ama la amabilidad en todas las situaciones’.”
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Muhammad el Profeta, hombre de religión y de gobierno.

 

 

¿Cuántas personas grandiosas y líderes trataron de construir 
 glorias y de establecer un mensaje humano? Pero nadie, a lo 
largo de la historia pudo crear un delicado y bien pensado 
sistema aplicando las necesidades tanto del cuerpo como del alma.
Pero el Profeta Muhammad (la paz sea con él) llegó con algo 
nuevo a todo el mundo, mezclando con una gran armonía lo 
espiritual y lo material, nunca encontrado antes. Así construyó 
un gobierno incapaz de sobrevivir sin religión.
El Profeta curó las heridas del alma causadas por la vida material, y llenó la brecha materialista de las necesidades por estar lejos de las necesidades del alma.
Así fue, de hecho, un verdadero maestro espiritual, un político honesto y un juez justo, que unificó a las tribus salvajes con los pueblos civilizados, y unificó a todas esas personas en una nación que construyó gloria y puso a la vida bajo la creencia de Allah Todopoderoso, “No existe otro dios más que Allah, y Muhammad es el Mensajero de Allah”.

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Muhammad el Profeta, hombre de limpieza y cuidado del medio ambiente.

 

 

Una de las características especiales de la vida y religión del Profeta fueron sus estrictas enseñanzas dictadas a sus seguidores, en las cuales los obligó a prestar especial atención a la limpieza y a la protección del medio ambiente.
Así, el Profeta (la paz sea con él) ordenó a sus seguidores a lavar las diferentes partes del cuerpo que están expuestas a la polución, tales como cara, boca, nariz, manos y pies cinco veces al día o más, y lavar el cuerpo entero tan frecuentemente como sea posible.
Advirtió a las personas a no ensuciar las áreas cercanas a viviendas.
Insistió en la importancia de alejarse de cualquier suciedad causada por los humanos.
Obligó a sus seguidores a limpiar sus ropas de la suciedad.
Enseñó a sus seguidores sobre el “aislamiento médico”, por lo que les ordenó no entrar en lugares donde hubiera enfermedades epidémicas, y no abandonar dichos lugares, con el fin de prevenir la diseminación de las enfermedades.
Con estas y muchas otras instrucciones, el Profeta (la paz sea con él), construyó un completo sistema social con una atmósfera saludable y un medio ambiente limpio. Así que no hay lugar en las enseñanzas del Profeta para la polución, la suciedad en la ropa, el cuerpo y todo el medio ambiente.
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Muhammad el Profeta, el hombre de la elegancia y belleza.

 

 

Si usted pregunta acerca de las cosas que al Profeta (la paz sea con él) le gustaban más, obtendrá tres respuestas, comenzando por el perfume. A él le gustaba mucho el olor agradable de los perfumes, y nunca olía mal. Además, el Profeta era muy elegante; el más elegante entre su gente, brillando en sus ropas como la luna en el cielo.
Y lo mejor es que la apariencia del Profeta era elegante en una sociedad alejada de la limpieza y de la sofisticación. Él era como una hermosa flor en el desierto árido, y como el cálido fuego en el desierto helado, y como la primavera en una tierra sin vida.
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La sonrisa era el lema del Profeta.

 

 

Qué importante es en el mundo en que vivimos, lleno de crisis sociales y de enfermedades psicológicas, mantener una sonrisa en nuestros rostros, como la que el Profeta (la paz sea con él) le pidió a sus seguidores a mantener todo el tiempo.
El Profeta (la paz sea con él) liberó a sus seguidores de todas las enfermedades del corazón, de las crisis psicológicas y de las presiones de la vida que demuelen la vida humana, para alcanzar la felicidad y la paz interior. Entonces, hizo de la sonrisa su eslogan en el sufrimiento y en la felicidad, y nunca se le vio sino sonriendo. Su sonrisa curaba la tristeza de todas las personas alrededor de él, y sanaba los dolores de sus compañeros.
Abdullah bin Al Harith informó: “Nunca vi a un hombre sonriendo más que el Profeta (la paz sea con él).”
Pero nunca fue más allá de los límites; no exageró en la forma de sonreír o de reír, sino que solía sonreír de forma respetuosa y cortés.
Abdullah biin Al Harith dijo: “La manera del Profeta de reír, era sólo a través de su sonrisa.” Narrado por Al Tirmidhi. Esto significa que solía reír sin reír a carcajadas, y lleno de respeto.